De
todos es conocido la técnica que utilizan los avestruces cuando presienten un
peligro, hacer un agujero en el suelo y esconder la cabeza, por aquello de que:
ojos que no ven, corazón que no siente. No resuelven el problema pero tampoco lo
perciben.
La
verdad que en los avestruces, que es un animal con una inteligencia que está a
años luz de la inteligencia de un humano (bueno, de todos todos no, de alguno
que conozco tengo dudas), puede ser una técnica que este a la altura de su
capacidad mental, dado que se basa en la negación de la realidad, ya que por
mucho que esconda la cabeza, el peligro sigue estando ahí.
Respecto a la ciencia que se dedica estudio de los fenómenos que ocurren en la atmósfera, la meteorología, es muy conocida la expresión “a ver si escampa”, para referirnos a situaciones atmosféricas adversas, cuando no está probada que ninguna acción que podamos emprender por nosotros mismos, tendrá alguna consecuencia sobre la acción (parar o continuar) del propio fenómeno atmosférico. Dicho en lenguaje más llano, parará de llover cuando tenga que parar, no cuando nosotros queramos.
Es impresionante comprobar a nuestro alrededor, la cantidad de humanos que combinan la técnica del avestruz con la ciencia de la meteorología, cuando perciben un problema “esconden la cabeza en un agujero” y además esperan “a ver si escampa”. A mi me lleva a pensar, viendo la cantidad de avestruces con apariencia humana que hay en nuestra sociedad, que en una época no muy lejana, los avestruces eran una clase dominante y que gobernaban el mundo, las mismas avestruces que ahora están reencarnadas en muchos humanos. Lo malo de todo esto, no es pensar que la reencarnación pueda existir de humanos a animales y viciversa, y dentro de unas décadas podamos estar ocupando el cuerpo de un caracol o de una ballena, sino que si esto es cierto, mal les debió ir a las avestruces con esta técnica, dado que ya no dominan el mundo.
El problema es cuando alguno de estos humanos ocupan puestos de responsabilidad en una empresa publica o privada o en alguna actividad cotidiana en la tienen a otros humanos dependiendo de las decisiones que toman.
En numerosas ocasiones, solo en pocas o muy pocas ocurre lo contrario, el peligro no desaparece y tarda mucho tiempo en “escampar”, por lo que una vez para de llover las consecuencias son insalvables y no hay marcha atrás.
Esto es mas o menos lo que nos esta ocurriendo en la actualidad, que no hacemos nada para cambiar las cosas, que nos conformamos con lo que está pasando y lejos de tomar iniciativas y en definitiva “ponernos en marcha” es mas fácil y mas comodo obviar la situación de riesgo que estamos viviendo y esperar a ver si pasa la tormenta, ya que si no pasa, ya nos preocuparemos de buscar a alguien a quien echarle la culpa.
Para terminar, me viene a la memoria un antiguo gerente de una empresa que conocía, que combinaba estas dos prácticas, que en cierta ocasión le fallaron y poco más le cuesta su integridad física. El caso es que esta persona, bastante olvidadizo a la hora de cumplir con los acuerdos económicos establecidos con los demás, (o sea pagar), recibió en su empresa la visita de dos acreedores bastante cabreados, que venían del banco de intentar cobrar un pagaré vinculado a una cuenta que no tenía fondos. Como la recepcionista de la empresa ya estaba aleccionada, se las arreglo para avisar al deudor que estaba en su despacho con la puerta cerrada y al otro lado de la pared donde se encontraba la recepción y los acreedores cabreados.
Pues
bien, la recepcionista, muy amable, les indicó, que el gerente no estaba y que
no sabía cuando volvería, a lo que los dos acreedores le indicaron, que no
tenían prisa y que esperarían hasta que volviera.
Casi
siete horas después, dado que la oficina del deudor, no tenía WC y que
necesariamente para ir al baño o salir había que pasar por delante de la
recepción, pues paso lo que tenía que pasar y que si no lo hubieran remediado
las personas que allí se encontraban presentes, lo hubieran linchado.
Aquí
el problema fue que la técnica del avestruz no funcionó y tardo demasiado
tiempo en escampar, aunque la moraleja que debemos de sacar es que: “si tienes
un puesto de responsabilidad en una empresa, nunca permitas que te ubiquen en
un despacho que además de la salida habitual, no tenga otro acceso a la calle”.
Por si fallara el Plan A.
No hay comentarios:
Publicar un comentario